A menudo soñamos con spas o balnearios de lujo donde darnos un homenaje y probar todo tipo de tratamientos para nuestra piel y nuestro cabello, pero olvidamos que la auténtica comodidad sólo la encontramos en casa. Ya va siendo hora de hacer un hueco en nuestras agendas y en nuestros cuartos de baño y organizar una sesión completa de spa en casa, con todo lo que eso significa: relax, productos de belleza y cosmética, limpieza por dentro y por fuera.
Montar tu propio spa en casa es mucho más sencillo de lo que imaginas, pero requiere preparación previa. Estos son los pasos básicos que debes seguir para transportarte a un paraíso de lujos y desconexión sin moverte de casa:
- Apaga el móvil
El ritual para cuidarte comienza al momento de desearlo. Has escogido este momento para ti y debe serlo de principio a fin. No necesitas compartirlo con nadie más que contigo misma. ¡Apaga el cel!
- Prepara tu escenario
Puedes elegir el cuarto de baño o una habitación que te inspire y te relaje. Lo importante es ambientarlo todo de manera que acompañe tu estado: escoge aquellos colores que te transmitan mayor tranquilidad y limpieza. Vas a pasar un buen rato aquí así que procura que nada te inquiete ni te ponga nerviosa. Velas aromáticas, luz indirecta o apagada, toallas limpias y superficies despejadas.
- Elige a los protagonistas
Nadie mejor que tú sabe qué productos se adaptan mejor a las necesidades de tu piel y de tu cabello. Saca esas joyas del cajón y colócalas en el orden en que vas a utilizarlas y empieza a imaginarte cada sensación y lo que te va a aportar cada una.
- Elige la banda sonora
El silencio puede ser buena compañía en este momento, pero puede que alguna melodía relajante nos ayude a entrar en el estado que estamos buscando. Existen miles de playlists especiales con música relajante o chill out idóneas para este momento de desconexión. Sin embargo, también es buena ocasión para recuperar a aquel cantante o aquella canción que te hace conectar directamente con tu parte más sensible y te emociona cada vez que la escuchas.
- Sumérgete
Si tienes bañera, es evidente que debes llenarla hasta arriba y deslizarte poco a poco bajo la espuma, sintiendo el calor, mojándote el pelo y liberando cualquier tensión de tu cuerpo. Si no tienes bañera, basta con que te pongas en posición horizontal en un lugar cómodo y empieces a sentir el peso de cada una de tus extremidades, de abajo arriba hasta llegar a la cabeza. Suelta las cervicales, cierra los ojos, relaja el rostro y sumérgete en tus propios pensamientos. Vuela.
- Mímate
Tras unos minutos de vuelo libre, vuelve a la realidad y presta atención ahora a tu piel y tu cabello. Empieza exfoliando todo tu cuerpo con un gel exfoliante natural o sencillamente con un poco de jabón y sal gorda. Masajea bien para activar la circulación y prevenir así la celulitis, pero cuidado con frotar demasiado fuerte, ya que puedes irritar tu piel. Aprovecha también para ponerte tu champú purificante preferido y hacerte un automasaje craneal: presiona con las yemas de los dedos los diferentes puntos de tu cabeza, pon especial atención a las sienes y respira hondo.
- Cuídate
Date una ducha calentita para aclarar todos los productos de tu cabello y de tu piel. Envuélvete en tu toalla o albornoz más gustoso y toma asiento. Es el turno de cuidar tu rostro. Aplica una mascarilla natural durante unos minutos y completa el tratamiento refrescándote con un sérum facial orgánico que mantendrá tu piel protegida y hará efecto lifting inmediato. A partir de aquí, da rienda suelta a tus caprichos: hazte la manicura, la pedicura, aplica crema reductora, aceite reafirmante, mascarilla hidratante para tu cabello, etc. Disfruta de cuidarte. Tú mandas.