A los chiquillos de dos años les cuesta comprender un no. Varias veces se toman a risa nuestros regaños o nuestro rostro de espanto si llegan a hacer algo peligroso. Este contexto en ocasiones es interpretado como un desafío y saca de quicio a los papás. Y nos preguntamos ¿Qué hago?
Que un pequeño haga caso es a casi siempre una misión imposible. Estos consejitos te ayudarán:
1.- Aléjalo del ambiente que crea el problema.
Cuando esté a punto de cometer o tocar algo que no esté bien o lo pone en peligro, hay que decir no definitiva y claramente. Pero en ocasiones no vale con un no a lo lejos. En ocasiones resulta, pero otras veces le da igual o inclusive le divierte. Será preciso, que al mismo tiempo que decimos no, retiremos de inmediato al objeto, o bien al pequeño. Y si continua, lo mejor es retirarlo de la habitación.
2.- No te enojes ni seas agresivo.
aprenderá mejor si estamos en calma. Y jamás hay que golpearlo ni darle manotazos, esto es algo a lo que jamás se debe acudir, no solo no resulta y tampoco tiene un resultado positivo, sino que incita a efectos y emociones muy negativas en los niños. Es suficiente con la aplicación consistente y metódica del no acompañado de la retirada. Con él no, se irá convirtiendo en un signo suficiente. Lo esencial es que el pequeño reconozca el no como un límite claro al que debe ajustarse.

3.- No le permitas elegir.
Lo importante, cuando tenemos que quitarle algo a un niño de esta edad, es impedir toda posibilidad de elección, reto o regaño. De nada sirve un platica llena de restricciones y ultimatos, también debemos tener en cuenta que los extensos discursos repletos de explicaciones y reflexiones consiguen hacer que el niño se pierda, no perciba y no asimile que lo que se le está explicando es un claro y rotundo no. Hay que pretender aplicar el discurso y la regla a la edad del pequeño. Si nos enojamos o le impedimos de forma altisonante, en realidad le estamos desafiando. Tampoco vale la pena entrar en explicaciones y platicar como a un igual. Lo mejor es ser directos, llevarlo a cabo, eso sí, con tacto y serenidad.
4.- Procede con astucia.
En este período los niños son muy fáciles de distraer, y cuando se deslumbran con un objeto prohibido suele bastar con darles otro lo suficiente encantador (como por ejemplo unas llaves) para que su interés pase al nuevo.
Requiere pasar por este período de autoafirmación: sé flexible
El afán de averiguar y palpar todo no es el único elemento que los lleva a desobedecer. También está el impedimento, una forma de autoafirmación que resalta hacia el segundo cumpleaños y que complica la vida a los padres, ya que los niños tienden a negarse a todo. Pero hay tips que lo suavizan: proponer en vez de ordenar, dejar pasar unos minutos antes de repetir la orden, llevar físicamente al niño con delicadeza y halagos hacia la actividad que rechaza, comunicarle con tiempo, dar algo a cambio, elegir bien el instante… consejos que son todo un arte a la hora de poner límites y que a veces hacen maravillas.

No entremos en enojos, seamos flexibles, hábiles y persuasivos: no dejar de lado que estamos tratando con un niño que no quiere molestar, ni ponernos a prueba ni retarnos: está atravesando por un periodo natural y necesaria en su desarrollo y la paciencia será nuestra mejor amiga.
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